El 28 de mayo de 2017 tuvimos la inmensa suerte de visitar los antiguos depósitos de agua de Donostia que sirvieron para abastecer de agua a los donostiarras durante varias décadas.
Los depósitos se encuentran en los terrenos del Parque Viveros de Ulía, de la Avenida Alcalde José Elósegui 81, en perfecto estado de conversación. Existen dos depósitos de agua construídos entre 1872 y 1900, siendo visitable tan sólo uno de ellos, el más grande, debido a las dificultades de acceso.
La visita guiada ha sido posible gracias a la Asociación de Vecinos de Ulía, cuyos miembros hacen una labor totalmente desinteresada para que este conjunto arquitectónico de Donostia salga a la luz y sea más conocido por la ciudadanía. Es un lugar mágico que merece la pena ser visitado.
Salta a la vista la riqueza de la construcción, mediante pilares y arcos perfectamente ordenados. Los arquitectos de la época quisieron hacer algo especial, aunque estuviera bajo tierra.
De momento las visitas son puntuales, siendo el objetivo final de dicha asociación que los depósitos de agua conviertan en un museo con visitas reguladas para todo tipo de visitantes, tanto donostiarras como turistas. El eje central, como idea propuesta por los vecinos, podría ser la historia del agua en Donostia.
Hacemos un breve resumen de la magnífica exposición que uno de los integrantes de la Asociación de Vecinos de Ulía ha hecho al grupo para contar la historia de los depósitos y el por qué de su construcción.
Este tipo de construcciones tienen un objetivo evidente, que es el de abastecer a la población de agua potable de forma rápida y eficaz. La ciudad de San Sebastián se construyó en el siglo XII, siendo los primeros siglos de vida una plaza militar al servicio de los diferentes reinos y gobiernos de España.
Los habitantes eran principalmente militares, que convivían con unos pocos miles de donostiarras dentro de las murallas. Ponemos el punto de inflexión en 1869, cuando se derribaron las murallas y la población de San Sebastián se disparó.
Las necesidades de agua de la población eran limitadas. En un primer período, los militares encontraron agua en unas pocas fuentes del Monte Urgull. Cuando la población fue creciendo, se construyó el acueducto de Morlans para acercar el agua proveniente de lo que hoy es Ayete hasta la Parte Vieja.
Durante un tiempo fue suficiente, hasta que llegó el áuge del turismo con la Reina Isabel II a la cabeza. Con ella, llegó la burguesía, gentes del gobierno, la alta sociedad… y por lo tanto, la necesidad de encontrar un sistema que abasteciera mejor a la ciudad y con una agua de mayor calidad.
Como hemos comentado, el punto de inflexión definitivo fue el derribo de las murallas de San Sebastián en 1869. El ensanche de Cortázar trajo nuevos barrios, nuevas viviendas y la población comenzó a crecer de forma imparable, creando una mayores necesidades de agua.
En este contexto se sitúa la construcción del primero de los depósitos de agua, entre 1871 y 1872, y que recibió el nombre de Soroborda. ¿Su objetivo? Almacenar en grandes cantidades el agua proveniente de las diferentes fuentes localizadas en el Monte Ulía.
No están a la vista, pero en el interior del monte hay una encrucijada de caminos que durante muchos años abastecieron de agua potable a San Sebastián. Desde una de las entradas del parque se puede ver el acceso a uno de los túneles de 600 metros de longitud.
Sin embargo, los gestores del ayuntamiento de Donostia-San Sebastián vieron que con un solo depósito no era suficiente y decidieron construir un segundo depósito que duplicaba la capacidad de almacenamiento de agua. Éste segundo depósito recibió el nombre de Buskando.
Precisamente éste es el depósito que hemos tenidos la oportunidad de visitar. El acceso es sencillo, tan sólo hay que bajar unas pocas escaleras por un túnel para acceder a la inmensa cámara subterránea donde está el depósito. El ayuntamiento ha instalado una escalera metálica para facilitar el acceso a las personas en las visitas guiadas.
El guía de la Asociación de Vecinos de Ulía nos ha contado varias curiosidades sobre los depósitos de agua. Una de ellas es que la limpieza la realizaban los baserritarras de los caseríos cercanos a Donostia, que tenían la oportunidad de ganar un dinero extra limpiando a fondo los depósitos.
Las tareas de limpieza se realizaban una vez al año, sobre todo para eliminar los sedimentos que se acumulan en la cámara con la llegada del agua. Cabe destacar que dichas aguas no recibían ningún tipo de tratamiento. Los donostiarras bebían esta agua tal y como llegaba del Monte Ulía.
En esta imagen podemos observar el desagüe de los depósitos, desde donde el agua se dirige a la red de saneamiento de la ciudad y posteriormente a las viviendas. La abertura se sitúa a unos 10 centímetros sobre el suelo para evitar precisamente eso, que los sedimentos lleguen hasta los grifos de las viviendas.
Los depósitos dejaron de funcionar en 1982, cuando se construyeron soluciones más eficaces para el abastecimiento de agua. Hablamos sobre todo del pantano de Artikutza, la gran fuente de Gipuzkoa.
Durante varias décadas los depósitos de Ulía han tenido un futuro incierto. Al no ser utilizados no se ha sabido qué hacer con ellos, hasta que todos estuvieron de acuerdo que un conjunto arquitectónico de esta índole no podía ser ni destruido ni dejarlo escondido.
El Ayuntamiento ha otorgado a los depósitos de agua de Donostia un nivel alto de conservación, por lo que no pueden ser derruídos. La cuestión ahora es cómo hacer que estos depósitos, un auténtico monumento bajo tierra, esté accesible para la ciudadanía.
Entre otros organismos, la Asociación de Vecinos de Ulía trabaja para impulsar las visitas a los depósitos. Y desde el Hotel Monte Ulía aplaudimos su labor por ayudar a mantener intacto el patrimonio histórico de San Sebastián.
Si quieres participar en las visitas guiadas a los depósitos de agua no tienes más que entrar en la página web y solicitar hora. Te lo recomendamos. Puedes aprovechar la oportunidad para conocer el parque y los viveros con sus plantas. Un magnífico plan para disfrutar en familia.
[…] lugar que no sale en las guías de turismo y que a nosotros nos encanta, son los antiguos depósitos de agua de Ulia, ubicados muy cerca de nuestro hotel. Un lugar especial, con visitas guiadas y en el que podrás […]